El sábado es un buen día para organizar una vida.
Este otoño invadido por mosquitos imposibles y la
casa vacía me llevan a escuchar Mind Games.
Qué lindo cómo doblaba las voces el working class hero.
Buena parte de los músicos de mi generación somos estos
mosquitos fuera de estación, de contexto, de tiempo.
Descargo el master de unos amigos que están por sacar su segundo disco, y empiezo a abrir las sesiones de Pro Tools del nuevo disco de Pepo y los
Invisibles, que proyecto conmovedor.
En este mismo momento, colegas de mi infancia discuten por
definir la longitud del delay de la voz de una canción, o la profundidad de los graves de un
bombo que te hunde el estómago.
En estos días vi que un compañero de uno de mis primeros
trabajos subía una canción nueva a su perfil de facebook.
Acabo de leer en twitter que queridísimos
colegas ya bajaron del micro y están en Mercedes. En breve llegarán al bar, armarán todo, tocarán, y en la madrugada subirán a otro micro con destino a Retiro.
Otro que todavía no pudo salir de la cama. Es sábado. Un
buen día para destrozar una vida.
Mañana será domingo. Tal vez vuelva el frío y no haya más mosquitos.
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